OXÍGENO (O₂): TENDENCIA A LA ADHESIÓN

El oxígeno acelera las reacciones químicas en diversas industrias y procesos. Aumenta las temperaturas de fusión en las industrias metalúrgica y cerámica y acelera los procesos biológicos y bioquímicos, por ejemplo en el tratamiento del agua. Desempeña un papel importante en medicina como producto auxiliar y medicinal.

Más de la mitad -el 50,5% para ser exactos- de las partes de nuestro planeta accesibles a las personas están compuestas de oxígeno. Esa es la proporción de este elemento en la atmósfera, la hidrosfera (agua) y la corteza terrestre hasta una profundidad de 16 kilómetros. Sólo por su masa, el oxígeno es la subestructura más importante del planeta.

Entró en la atmósfera terrestre por obra de las cianobacterias. Éstos fueron probablemente los primeros organismos en liberar oxígeno molecular como producto gaseoso de desecho de su metabolismo. Antes de eso, la atmósfera de nuestro joven planeta carecía prácticamente de oxígeno.

El oxígeno debe su nombre a un error de las primeras ciencias naturales. En el siglo XVIII, los pioneros de la química pensaron que este gas incoloro e inodoro era el responsable de la formación de los ácidos. Por eso lo llamaron "oxigeno" (antiguo ácido), nombre derivado de la palabra griega para ácido: oxys.

En el espacio exterior, por cierto, el oxígeno es el tercer elemento más común después del hidrógeno y el helio, aunque con un porcentaje en masa mucho menor que en la Tierra. En nuestro sistema solar, representa alrededor del 0,8%. En la industria, las propiedades reactivas del oxígeno ayudan a los fabricantes a fabricar productos de forma eficaz y rentable: el oxígeno se utiliza en la mayoría de las operaciones industriales en las que intervienen procesos de combustión o reacciones químicas, desde la fabricación de acero hasta el tratamiento del agua.